Siracusa es una ciudad mítica, fue una de las más importantes del mundo griego y, según Cicerón, la más bella del mundo. Ha estado poblada desde el siglo V a. de C. y fue una poderosa potencia hasta el 211 en que cayó en manos de los romanos, después de un asedio en el que murió uno de los habitantes más conocidos de la ciudad, el matemático Arquímedes, al que por afinidad profesional tengo mucha simpatía.
La ciudad está dividida en dos partes, una de ellas es una península, Ortigia, que conserva el casco antiguo de la cuidad , unida por dos puentes a la más moderna, que alberga el Parque y el Museo Arqueológico.
Nosotros optamos por visitar primero el Parque Arquológico della Neapolis. Aparcar allí es una aventura, o un caos. No existe un parking como tal, es ¿la calle? en la que sin señalar, cada uno aparca, o suelta el coche, cómo puede o quiere. Luego entra en la zona del recinto donde se imagina uno que venden las entradas. Digo imagina porque no hay una indicación clara que así lo señale. Sorteando masas de turistas, autobuses y demás obstáculos, se llega a un cubículo con dos puertas en el que venden las entradas. Por una puerta se entra y por la otra se sale de nuevo al caos de turistas y autobuses. Y uno, ya con las entradas, se las ingenia para adivinar dónde está la entrada para la visita.
Primero logramos encontrar la entrada para ver el Anfiteatro romano, construido en el siglo II d de C.
Tiene forma de elipse y, aunque está deteriorado pues parte de la piedra de las gradas fue utilizada primero para construir iglesias cristianas y después por los españoles para construir el bastión de Ortigia, aún conserva las arcadas norte y sur por las que entraban los gladiadores y las fieras. En las primeras gradas de mármol aún perviven las inscripciones de sus ocupantes, miembros de la nobleza romana de Siracusa. En el centro hay unos fosos donde los esclavos guardaban las herramientas para la limpieza de la arena y la organización de los espectáculos. Se piensa que podía acoger hasta 14.000 espectadores.
Al salir del anfiteatro, a la izquierda hay una flecha que señala el altar de Hierón II lugar de adoración del dios Zeus al que adoraba con al sacrifico toros. Lleva el nombre del tirano gobernante de Siracusa entre el año 265 y el 215 a de C.
Y un poco más adelante, en una procesión interminable de turistas sin ningún orden ni concierto, se entra el teatro de Siracusa. La actual estructura del teatro corresponde a la reforma que se realizó en época de Hierón II, entre el 238 y 214 a. C. La cávea tiene un diámetro de 168 m. y tenía 67 gradas, divididas en 9 sectores. En la parte N y O de la cávea se encontraba una terraza con pórtico en forma de L de la que sólo se conserva algo de los cimientos.
La visita al teatro fue una decepción, no por el teatro en sí sino por el caos ocasionado por la mala organización ante riadas de turistas que actúan sin ningún respeto al legado histórico ante la mirada impasible de los vigilantes.
Podríamos haber seguido la visita en las latomías (canteras de las que se obtenía la piedra), las cavidades dejados por la extracción de sillares, especialmente uno conocido como la oreccio de Dionisio, o los hipojeos. Pero desistimos, no tuvimos valor suficiente dadas las malas condiciones de la visita.
Optamos por coger de nuevo el coche y cruzar al otro lado del Viale Terracati, al Viale Teocrito, aparcar en un lugar más civilizado para visitar el Museo Arqueológico Paolo Orsi que posee una estupenda colección desde la prehistoria a la época romana. Allí pasamos unas dos horas de los más agradables.
Volvimos a coger el coche para dirigirnos a Ortigia y dejamos el coche un parking al aire libre en el Largo de Porta Marina. Y en Porta Marina empezamos el paseo por la antigua Ortigia.
Allí empieza un entramado de callejuelas que llevan a la Piazza Archimede.
Volvimos a coger el coche para dirigirnos a Ortigia y dejamos el coche un parking al aire libre en el Largo de Porta Marina. Y en Porta Marina empezamos el paseo por la antigua Ortigia.
Allí empieza un entramado de callejuelas que llevan a la Piazza Archimede.
Desde aquí cogimos la Via Maestranza en la que hay varios Palazzos dignos de verse.
En Ortigia teníamos un restaurante recomendado, RistoranteRetroscena, en la misma Via Maestranza, pero estaba lleno, hacía calor y teníamos ganas de comer, así
es que aterrizamos en uno cercano, Don Camillo, un sitio muy agradable. Primero nos ofrecieron una copa de Spumante pero no soy capaz de recordar lo que comimos, sería como siempre, unos entrantes a compartir, un plato y una botella de vino. Quiere decir que no estuvo mal pero tampoco pasará a la historia pues fue caro, algo más de 30 euros por persona.
Al acabar de cmer, paseito siguiendo Via Maestranza hasta llegar al Belvedere de San Giacomo para ver el mar y... un gran espectáculo:
El Castillo Maniace, al fondo, fue mandado construir por Federico II, emperador del Sacro Imperio romano germánico, que gobernó Siracusa entre 1220 y 1250 consiguiendo que la ciudad alcanzara un alto grado de prosperidad económica y cultural.
Y de nuevo callejeo por la Giudecca en dirección a la
plaza del Duomo, más palazzos...
En una esquina de la Plaza del Duomo está la iglesia de Santa Lucia alla Badia, la patrona de Ortigia. Reconstruida totalmente después del terremoto de 1693. La fachada presenta dos niveles en dos diferentes estilos. El inferior con la portada es barroco y el superior podría considerarse ya rococó.
Desde 2009 esta iglesia acoge el cuadro "El entierro de Santa Lucía", obra de Caravaggio.
Y, por fin, el Duomo. La fachada es tardo barroca, de 1728 construida por Andrea Palma. Pero esconde un secreto.
La fachada barroca oculta el templo dórico de la diosa Atenea, construido en el siglo V a de C. por el tirano Gelone. El templo tenía 14 columnas laterales y 6 frontales y en el Duomo se conservan algunas del peristilo y otras están en el Museo Arqueológico.
Y caminando de nuevo hacia el mar, al otro lado de la península, se llega el Largo Aretusa. Allí está la Fonte
Aretusa que, según la mitología clásica, es el lugar donde Aretusa brotó del
suelo convertida por Artemisa en manantial para ayudarla a escapar de su amante
Alfeo.
Desde 2009 esta iglesia acoge el cuadro "El entierro de Santa Lucía", obra de Caravaggio.
Y, por fin, el Duomo. La fachada es tardo barroca, de 1728 construida por Andrea Palma. Pero esconde un secreto.
La fachada barroca oculta el templo dórico de la diosa Atenea, construido en el siglo V a de C. por el tirano Gelone. El templo tenía 14 columnas laterales y 6 frontales y en el Duomo se conservan algunas del peristilo y otras están en el Museo Arqueológico.
En el siglo VII el templo de Atenea fue transformado en iglesia cristiana con tres naves y cerrado los espacios entre columnas.
En uno de los laterales de la plaza está el Palazzo Beneventano del Bosco S.XVIII
Patio interior del Palazzo Beneventano del Bosco. |
Y, aunque con ganas de quedarnos, pues es una cuidad fascinante, aquí acaba nuestra visita a Siracusa pues tenemos que llegar a Catania,nuestro siguiente destino.
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