viernes, 13 de junio de 2014

MODICA

De Ragusa a Módica tardamos como media hora, hay unos 20 km. Y, como todas las ciudades de la ruta barroca, la parte antigua de la ciudad está en alto, bastante alto. Aparcamos el coche en el parking al aire libre del Piazzale Falcone Borsellino, en la estación de autobuses, que es conocida como Baricentro. Y, ayudados por el azar, cogimos el primer autobús que pasó pensando que podía subir a la ciudad alta. Y afortunadamente así fue, porque la subida es empinada al máximo. Después de preguntar al conductor, éste y parte de los pasajer@s nos dieron toda clase de explicaciones sobre lo que había que ver, dónde, y cómo volver a bajar al parking, bien andando o en autobús. Todo amabilidad.
En uno de los puntos más altos, hay un mirador, el Belvedere Pizzo, y al lado está la oficina de turismo.
 La calle que se ve perfectamente desde arriba es el Corso Umberto I
Empezamos a bajar, por calles empinadas y escaleras, buscando el Duomo de San Giorgio. Por el caminos se ven palacios en mejor o peor estado pero todos muestran un pasado esplendoroso.

Como muchas de las ciudades del Valle de Noto, Módica también sufrió los efectos del terremoto de 1693 y el Duomo resultó dañado y fue reformado por Rosario Gagliardi, el mismo que lo hizo con el de san Giorgio de Ragusa y reabierta en 1738.
La escalinata de 250 peldaños realizada en 1818, que atraviesa dos calles adyacentes, realza la fachada. Además, a cada lado se levantan dos estupendos palacios, a la derecha el Polara y a la izquierda el Grimaldi.
El interior está ricamente decorado
Seguimos bajando hacia el Corso Umberto I que está lleno de palacios barrocos con sus ménsulas, algunas de máscaras grotescas muy impresionantes.
Y, finalmente, la iglesia de san Pietro, que es el patrón de la Modica Bassa. La gran escalinata está presidida por las esculturas de los doce apóstoles.





Y no olvidar que Modica también es famosa por sus chocolates. Un sitio curioso de ver es la Antica Dolceria Francesco Bonajuto, fundada en 1880 aprovechando que los españoles habían traído a Europa el cacao del nuevo mundo Está enfrente de la iglesia de san Pietro y tiene chocolates de todas clases de pureza y, algunos aromatizados con canela, vainilla, pimienta, etc.

De la comida de este día no guardamos un recuerdo especialmente bueno, fue en una terraza, una pasta cualquiera, con platos y vasos de plástico. Hay que comer de todo, nos decían cuando éramos pequeños, y así fue.
Y al acabar, vuelta al Baricentro para recoger el coche y camino a Scilci que nos había dicho que merecía la pena, al menos, la vista de la ciudad alta desde abajo. El camino, unos 20 minutos, era bonito, a un lado la montaña y al otro un valle verde. Al llegar a Scicli, no fuimos capaces de encontrar, a pesar de las indicaciones de unos policías a los que preguntamos, el lugar desde el que se podía ver la ciudad alta.
Así es que, vuelta a Modica para coger camino a Noto que era nuestro siguiente destino.
Y llegados a Módica, de nuevo, fue tarea difícil coger el camino a Noto. Había indicaciones que, de repente, desaparecían, el GPS perdía la señal, preguntábamos y nos indicaban pero, de repente, el camino se bifurcaba sin indicaciones, vueltas atrás, más preguntas, más malas indicaciones. Al final, después de una hora de zigzagueo cogimos una carreterita, por la que éramos los únicos que circulaban, uffff, en dirección Noto.



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