miércoles, 11 de junio de 2014

CALTAGIRONE







De la Villa del Casale a Caltagirone hay unos 30 km que nos llevaron como una media hora. Y al llegar hay que subir a la zona alta de la cuidad que está construida adaptándose al relieve elevado. Aunque dé miedo acercarse con el coche, hay que hacerlo, al menos en temporada baja, nos fue fácil encontrar aparcamiento. Durante las horas del mediodía (pomerigio) no hay que pagar y por la mañana y a partir de las 4 las tarifas no son excesivas, como 1,50 euros por dos horas, creo recordar.

La ciudad sufrió un terremoto en 1693 por lo que hay pocos edificios anteriores. El punto fuerte de la ciudad es la magnífica escalinata que conduce a lo alto de la ciudad con la iglesia de santa María del Monte en lo alto y las tortuosas calles empedradas con fachadas barrocas.


Santa María del Monte

Es la capital de la cerámica que lo invade todo, incluidos los peldaños de la escalinata.


Un amable ciudadano nos aconsejó un sitio para comer pues el que llevamos recomendado, Il Locandiere, cerraba los lunes. El sitio se llama La Piazzeta, y por 15 euros por persona con la consabida botella de Nero D’Avola tomamos unos antipasto que, en este caso, incluían alcachofas asadas, quesos variados y un plato por persona. Fue lo que se puede llamar una comida  "honesta". http://www.ristorantelapiazzetta.eu/


Después de comer, visitamos la zona de la ciudad que queda al pie de la escalinata.

 

Palazzo del Aquila, sede del Ayuntamiento y el Palazzo Senatorio
 

Duomo de san Giuliano
 






Plaza e iglesia de san Francisco de Asís.



Al terminar la visita, intentamos salir de Caltagirone, pero como el GPS perdía la señal optamos por preguntar y, de nuevo, otro amable caltagironés se fue a buscar su coche, nos escoltó hasta la salida de la ciudad y nos despidió al grito de: “españoles y sicilianos, viccinos”. Buena despedida.

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